Este artículo es una traducción no literal de “Dog problems: car chasing” de Emma Lee. Puedes consultar el original y otros artículos interesantes en su blog woofliketomeet. Recomendamos la lectura de sus entradas.
Introducción a la persecución de coches en perros y reactividad al movimiento
La persecución de coches y reactividad al movimiento en perros suele ser un problema habitual, posiblemente más acentuado en perros pastores pero observable en todo tipo de razas, mezclas y tamaños. Supone una complicación en la vida cotidiana del perro y del guía, especialmente en los entornos en los que vivimos. Su solución, exige perseverancia, paciencia y empatía. ¡Pero hay solución!
Hay pocos artículos en nuestra lengua dedicados a este tema y nos ha parecido especialmente interesante porque Emma Lee propone una metodología de trabajo a partir de unos escenarios concisos y bien estructurados desde los que comenzar el trabajo de desensibilización al movimiento.
Así que, ¡empecemos!
¡Que levante la mano quien tenga un perro capaz de correr hasta el fin del mundo persiguiendo un coche!
Realmente, hasta el siglo XX nuestra vida no tenía tal saturación de maquinaria y máquinas a nuestro alrededor. Como mucho, un caballo podía dar una coz al perro que se ponía un poco pesado de más. Los carruajes no eran ni tan comunes, ni tan rápidos, ni tan peligrosos y desde luego que no hacían tanto ruido ni emitían tanto olor. La vida era claramente más sencilla para los perros antes de que se extendiera toda la maquinaria contemporánea que nos rodea. Es más, en un mundo así, no hubiera habido tanto problema en que un perro persiguiera cosas la mayor parte del tiempo, ni tendríamos que asegurar las vallas de nuestras casas para evitar que salten en su afán por perseguir.
En el mundo en que vivimos, precisamente las máquinas que hemos introducido en él, son uno de los peligros mayores a los que se enfrenta tanto la fauna autóctona como nuestros perros. En nuestra necesidad de una accesibilidad rápida y eficaz a cualquier lugar, hemos invadido con carreteras todo territorio, independientemente de su valor ecológico y de quien viviera en los alrededores. ¿Cuántos animales atropellados encontramos en los arcenes todos los años?
Volviendo al tema que nos concierne. Algunos de los primeros trabajos sobre visión canina de la década de los 30 del siglo XX ya puntualizaban que los perros, como los humanos, tienen una mayor capacidad para detectar un objeto en movimiento que estático. Un estudio con perros policía en esos mismos años, determinaba que podían percibir el objeto en movimiento a una distancia de 1km, mientras que ese mismo objeto, en estático, no despertaba ningún interés en ellos hasta estar a menos de 500m. Bien, pues todo esto adquiere más sentido cuando hablamos de predadores de llanuras: a pesar de que la visión no es el sentido más primario de los perros, la capacidad de poder observar una presa corriendo era una habilidad básica de supervivencia. A la que además hay que sumar, que en determinadas razas con hocicos alargados, desde galgos, pastores alemanes hasta caniches o collies, el emplazamiento de sus ojos, les permite una visión binocular extraordinaria. Una visión de gran angular que les facilita escanear el horizonte en busca de algo en movimiento.
¡Pero la cosa se pone peor! (para nosotros, los guías que debemos velar por su seguridad): estas razas y mezclas de hocico alargado, tienen una concentración de células sensoriales que capturan luz y sombra concentrada en una larga línea horizontal de un modo más afinado que otras razas. Si a todo ello le sumas la visión binocular, las largas patas que suelen tener, lo que tienes es un perro perfectamente diseñado para perseguir y con una mejor perspectiva. “¡Hasta luego Toby!”
Además, el ser humano desde bien temprano tuvo el deseo de controlar el movimiento de especies-presa que criaba a través de perros pastores centro-europeos y otras razas de pastoreo y guarda. Y es así como tenemos la receta biológica perfecta de perros que les gusta perseguir cosas para azuzarlas o para detenerlas. Todo ello aliñado con una buena dosis de dopamina que les refuerza cada vez que lo hacen. De este modo, cada vez que persiguen algo en la distancia que acelera, se dispara una suerte de comportamiento anterior “pre-programado” que se activa en el cerebro mucho antes de que el córtex visual le diga “espera un momento, no creo que sea un corzo”. Un parpadeo de luz, una sombra repentina en movimiento y ¡boom!. Modo persecución ON.
No es sorprendente entonces que muchos perros pastores persigan coches, bicis, corredores, etc. Sus genes les dicen “evita que las cosas en movimiento se muevan”. O que collies o malinois, cuando van con la correa se sientan tan frustrados ante las cosas con movimientos descontrolados y ladren como si fueran un sargento mayor de un ejército cuya tropa está en el campo de batalla sin ningún sentido de cohesión.
Sin embargo, también encontramos una reactividad al movimiento debida al miedo. Cualquier máquina en movimiento que parece autónoma puede resultar extraña cuando uno no está habituado a ello. Como se puede aplicar a otras realidades, si no habituamos a un cachorro desde temprana edad al tráfico, es más que probable que el día de mañana presente miedos. La autora explica que en muchas ocasiones la reacción de persecución por miedo o excitación se presenta en el perro de la misma forma. Y aunque en ambos casos el origen sería la falta de habituación a temprana edad, el trabajo en un caso u otro debería enfocarse en un modo distinto. Por ello subraya la importancia de determinar las causas subyacentes y la motivación tras un comportamiento de persecución. Emplearemos técnicas de contra-condicionamiento cuando es miedo y desensibilización cuando es sobre-excitación lo que presenta nuestro perro.
Bajo ningún concepto se deberán utilizar elementos aversivos ni correcciones. Si ante este problema de persecución de coches y reactividad al movimiento en perros, alguien te recomienda correas de ahorque, collares eléctricos, golpes o gritos, mejor busca a un profesional actualizado, si no te convertirás en parte del problema. No estarás ayudándole a gestionar determinada situación, sino inhibiéndole o incluso llevándole a la indefensión aprendida. Si un perro con miedo asocia la aparición de un coche en movimiento con una patada por parte del guía, sin entrar en razones éticas inabarcables aquí, lo que sucede es que, en el mejor de los casos, se suprime el comportamiento en su presencia, pero el perro no dejará de perseguir. Supondría castigar a tu perro por cada cosa en movimiento que te puedes cruzar a lo largo del día, en lugar de enseñarle una sola conducta que hacer en cualquiera de los casos. Además, esos castigos o reprimendas pueden suponer que un buen día, estando el perro suelto, persiga algo y ante el panorama que ya sabe que le espera, “decida mandarte al infierno”.
Así que, ¿Qué es lo que debes hacer?
Metodología de trabajo para la persecución de coches y reactividad al movimiento en perros
Lo que necesitaremos es trabajar la habituación del perro al movimiento. Desensibilización para el perro que se sobre-excita y entra en “modo juego de persecución” y contra-condicionamiento si la reacción es por miedo. Lo mismo cuando la reacción se produce ya desde el encendido de un motor. Si tu perro corre hacia coches o bicis en parado y/o apagado, esto es una anomalía que se debería valorar desde otra perspectiva.
En primer lugar, necesitaremos un escenario. “Set” en los gráficos de Emma Lee. Un escenario es un entorno en el que puedas controlar todos los factores. Un buen escenario implica un progreso fácil y clínico. Cuantas menos complicaciones, más científico y limpio será el trabajo. ¿Recuerdas que más arriba se explicaba cómo los perros pueden detectar el movimiento más allá de los 900m? Es ahí donde deberemos empezar.
A estos escenarios planteados, Emma Lee lo denomina como “la T”. El final del rabo largo de la T debe estar a un kilómetro de distancia de visión directa desde los ojos del perro. La parte de arriba de la T es una carretera principal. Lo ideal es que a lo largo del rabo largo de la T haya vegetación densa o edificios (habrá que tener en cuenta la altura del perro, no la nuestra), para que el paso del coche sólo dure unos pocos segundos. En este escenario, si el perro se muestra sobre-excitado cuando alcancemos la distancia de 500 metros de la carretera, deberemos retroceder, ya que muy probablemente será el sonido el que detona más que la visión. Normalmente, los perros que persiguen “por estimulación” no suelen reaccionar tanto al sonido, pero en el caso de los perros con miedo, será necesario hacer un trabajo en paralelo de desensibilización a sonidos y olores.
La línea azul oscuro será una carretera principal con un tráfico más o menos constante a 80-90 km/h. Esta carretera no debe tener una corriente fija de tráfico, sino que deberá ser intermitente. En nuestro caso, nos valdría una nacional o comarcal más transitada. Nosotros nos posicionaremos en la línea amarilla (pista de 1km y 200 m.) donde no nos cruzaremos apenas gente y mucho menos bicis. Aparcaremos a unos 600 metros desde el punto donde comenzamos a trabajar. Calculando una distancia de otros 600 metros, empezaremos a acercarnos progresivamente a la carretera en azul. Haremos una parada cada 20 metros para que el perro olisquee e interactúe con el entorno. No habrá juguetes ni comida. Los juguetes suben la adrenalina en ellos y necesitamos un estado calmado en el perro. La comida sólo aparecerá asociada al tráfico así que nos la reservamos para más tarde.
Donde queremos llegar es al punto exacto en el que el perro nota el tráfico pero aún no tira hacia él. Esto no debe pasar sin que saquemos nuestra arma secreta. Así que nos centraremos en el sonido de los coches, observaremos las reacciones del perro y esperaremos hasta llegar a ese límite en el que el perro es probable que note el próximo coche que pasa. Tan pronto como lo ve, sacamos el arma secreta: la comida más sabrosa, apetecible y sorprendente para él. Cuando el coche desaparece, también lo hará la comida. Esta misma ecuación en cada intento: comida = aparece el coche, comida + comida, desaparece el coche = desaparece la comida.
Los perros suelen ser muy rápidos en entender esta dinámica. En uno de estos intentos, dudaremos unas milésimas de segundo en sacar la comida, buscando esa mirada de ellos de “¿dónde está ahora la comida?”. Cuando consigamos que aparezca un coche y ellos nos miren, habremos conseguido una gran victoria.
Una vez que hemos hecho unos pocos intentos (de 5 a 7), finalizamos. Ya está. Vamos a casa, pero SIEMPRE acabando con una victoria.
El por qué utilizaremos comida sorprendente y sabrosa es porque, como en los humanos, cuando se nos presenta un estímulo sorprendente más se retiene en nuestra memoria. Todo aquello sorprendente y apetecible ayuda a crear asociaciones y recuerdos más duraderos.
En la siguiente sesión, comenzaremos desde una distancia similar o incluso más alejados, pero en otro escenario. No queremos que el perro lo identifique y piense, “vale, bien, otra vez salchichas”, sino “¡aquél ejercicio aquí también! ¡¡Perfecto!!”.
Como se puede ver en la imagen de arriba, la elección de escenario es muy importante. Tendremos 4 posibilidades. En el escenario 1 y 2 tendremos pistas más largas, rectas y tranquilas, que nos proporcionarán una línea de visión de la carretera de unos 500 metros. Entre ellas, hay un tramo de bosque pelado que permitirá que el perro observe el paso de los coches entre 10 y 15 segundos. Esto será útil más adelante cuando necesitemos aumentar más la distancia porque también aumentaremos el tiempo de exposición al coche. Ninguno de estos escenarios será idóneo para la segunda exposición programada.
El tercer escenario en T presenta una curva y una leve colina lo que hace que los coches desaceleren a 40-50km/h aumentando el tiempo de exposición del perro. Así que tampoco será el ideal para una segunda experiencia, pero sí para más adelante. El escenario 4 en cambio, sí lo será: los coches aceleran de nuevo, un corto intervalo de contacto en una pista con árboles y arbustos a los lados. En este punto, recuerda otra vez asegurarte de la altura de visión del perro y que estos arbustos sobrepasen realmente la altura del perro.
La búsqueda de escenarios deberá hacerse solos, sin compañía del perro. Buscando además pistas que no estén muy transitadas por otros viandantes, ciclistas o ganado que sobre-exciten al perro. Alguien del lugar puede ayudarte o bien un/a educador/a canino que haya trabajado casos de este tipo y que fácilmente tenga varios escenarios en mente de sesiones anteriores.
Deberemos dejar descansar al perro dos días entre ejercicios. Y lo ideal sería que no se cruzara coches entre esos días, así que proponemos dar los paseos diarios por parques o senderos lo más tranquilos posibles.
En este punto se añade un comportamiento ya aprendido por el perro con anterioridad. Puede ser cualquiera, siempre y cuando esté bien consolidado en el aprendizaje del perro. La autora recomienda el target del mano porque le permite alargarlo unos segundos y evita que el perro siga focalizándose en los coches que pasan. Al llegar al escenario se hará la dinámica inicial sólo con comida para que el perro comprenda que es el mismo ejercicio, pero en diferente lugar. Con el paso del segundo coche, le pediremos el target de mano. Tendremos un perro calmado que está concentrado y pensando en lugar de un perro sobre-excitado saltando hacia todos lados. Justo lo que buscamos.
Es posible que te resulte necesario durante esta fase que un educador te facilite ciertas pautas sobre cómo reforzar con velocidades fijas vs intermitentes.
Tras la segunda sesión, las siguientes semanas iremos acortando cada vez más la distancia y más tarde, el tiempo de exposición, pero evitando que el perro traspase en todo momento el límite donde detona. Si el día de trabajo tu perro está descentrado o nervioso, no pasa nada, nos daremos media vuelta y pasearemos simplemente. Los días “sin coche” también pueden servir para algo: juegos de olfato y rastreo, entrenamiento de otros ejercicios o simplemente pasear por un entorno natural.
El objetivo es que a los 10 días, el perro no reaccione a una distancia de 100 m de un coche en movimiento, a las 3 semanas esta distancia se reducirá a los 50m, a las 6 semanas a 20m. Esto significa que a los 3 meses tu perro esperará sin reaccionar al paso de un coche, y a los 6 meses, tu perro ya podrá ir caminando sin reaccionar. Sobra decir que, a lo largo de todo este proceso, los ejercicios se harán con arnés y correa. Se trata de la seguridad de tu perro.
Emma Lee asegura que los perros comprenden rápidamente el ejercicio de “no perseguir”, pero nosotros como guías debemos asumir que será un trabajo de 6 meses. Si partimos de esta perspectiva, no nos frustraremos ni volcaremos ese sentimiento en nuestros perros. A este respecto escribe sobre su perra Flika. La primera perra con la que tuvo que trabajar esta conducta. Como buena pastora tenía lo que ella llama “sheperds lean”: suelen ser perros con una buena llamada y que al regresar se suelen pegar a tus piernas, en algunos casos, de forma innata. Ella aprovechó esa conducta que ofrecía Flika. Al cabo de los meses, cuando aparecía un coche, Flika ya sabía que debía acudir a ella, situarse junto a sus piernas y recibir un bien merecido bocado apetitoso.
La autora además recomienda hacer una planificación por escrito para trabajar la persecución de coches y reactividad al movimiento en perros. Tomando como punto de partida la distancia en la que uno sabe que el perro reacciona y de ahí organizar un plan de trabajo para 10 días, 3 semanas, 6 semanas, 3 meses y 6 meses. Deben ser unos objetivos pequeños, realistas, realizables y adaptables en caso de necesidad. Asegura que se puede conseguir en menos tiempo, pero es necesario respetar los ritmos de cada perro sin presionar, por lo que 6 meses le parece una buena medida estándar. Recordemos que estamos ante un ser vivo que recibe una dosis de dopamina cada vez que aparece un coche. Este tipo de conductas necesitan de una metodología muy gradual y unas sesiones de trabajo progresivas: tenemos que romper un hábito que el perro lleva haciendo durante X años, así que sería justo exigirnos dedicarle la misma medida de tiempo en ayudarle a resolverlo. En demasiadas ocasiones, la gente comprende cómo se generan las asociaciones y sin embargo, les invade la prisa en solventar cualquier asunto.
Esta misma metodología la autora la ha empleado en perros con reacción al movimiento en bicis, motos, corredores, todoterrenos, etc. Gran parte del éxito reside en cómo hagamos el trabajo de condicionamiento, por lo que si no nos sentimos seguros de poder hacerlo correctamente, o creemos poder cometer errores de sobre-exposición o reforzar conductas no deseadas, será mejor que busques un educador con conocimientos en modificación de conducta que no utilice aversivos, que te ayude en el proceso y en la creación de un plan de trabajo a meses vista.
Si lo que quieres trabajar es la persecución por conducta predatoria, es decir, de presas reales, esta metodología no será válida.
* Emma Lee es especialista en psicología y comportamiento canino. Trabaja en un refugio tratando de resolver problemas de comportamiento, facilitando que perros rescatados sean “adoptables”. Ha trabajado con muchos perros de descarte de caza, pero en los últimos años, especialmente con malinois. Es una raza que se ha extendido mucho en Francia. Se suelen utilizar en el ámbito de la seguridad, sometiéndolos generalmente a un régimen de entrenamiento terrible para luego mantenerlos aislados el resto del tiempo. Los refugios se empezaron a llenar con perros de esta raza que llegaban en condiciones físicas y psicológicas lamentables.
¿Cómo podemos ayudarte si tu perro persigue coches, bicis, corredores…?
En Anut Educación Canina en Segovia somos especialistas en modificación de conducta en perros. Nuestros educadores caninos trabajan a domicilio, de una forma individualizada, ayudándote a ti y a tu perro a superar los problemas juntos. Ya sea persecución de coches y reactividad al movimiento en perros u otro problema de conducta, elaboraremos un plan de trabajo específico para resolverlo de una forma progresiva y adaptada a vuestras necesidades, con una metodología basada en la ciencia y la experiencia, y desde el respeto absoluto al perro. No utilizamos castigos, correcciones ni ningún material aversivo. Llámanos al 697322727 o escríbenos a info@anut.es y responderemos encantados a todas tus preguntas.