Es complicado saber hasta qué punto la enfermedad de un perro puede estar únicamente provocada por el pienso que come. Por ejemplo, hay estudios de la FDA americana que indican que los piensos grain free provocan cardiopatías, pero si queremos conocer las consecuencias del consumo de altas cantidades de cereales, la cosa se complica. Lo que es evidente es que cada vez es encontramos más perros con alergias e intolerancias tanto alimentarias como ambientales.

Una vez nuestro perro está enfermo, el cambio a una alimentación natural adecuada a él y a su patología, le ayudará a recuperar su salud y reforzará el tratamiento farmacológico, pudiendo paliar sus efectos secundarios, y obteniendo un mejor ritmo de recuperación.

¿Pienso para perros enfermos?

Seguramente, en más de una ocasión hemos salido de la consulta del veterinario con un saco de pienso de prescripción. Desde una simple diarrea hasta una enfermedad hepática, pasando por sospechas de alergia o un posoperatorio.

Es importante recordar que el pienso es cómodo para nosotros, pero no es lo más adecuado que nuestros perros vivan únicamente a base de comida deshidratada. Menos aún si padecen alguna enfermedad o alergia. Si nosotros acudiéramos al médico y nos detectaran un problema en los riñones, lo primero que nos dirán es que aumentemos la ingesta de agua. ¿Por qué entonces, a nuestro perro le recomiendan pienso específico de tipo renal?

Para nosotros, cualquier perro encontrará beneficios en una dieta natural, pero cuando hablamos de perros con enfermedades, ya sean puntuales o crónicas, debería ser la primera medida a tomar. Y, más concretamente, si esos problemas están relacionados con el sistema digestivo y/o con problemas en la piel, me atrevo a avanzarte que no encontrarás otra solución más efectiva y duradera en el tiempo.

Si no tenemos la posibilidad de ofrecer a nuestro perro dieta natural, nos tocará investigar alternativas más saludables al pienso o, como último recurso, buscar uno que nos ofrezca las características que mejor se adapten a nuestro caso.

¿Y si mi perro tiene alergia?

Si tu perro tiene frecuentemente problemas digestivos, sobre todo diarreas, patologías en la piel, otitis… O quizá ves que se rasca demasiado las patas, es hora de plantearte que quizá tu perro es alérgico o intolerante a algo, ya sea alimentario o ambiental. Respecto a las alergias alimentarias, el enfoque veterinario actual suele ser buscar un pienso hipoalergénico o con proteínas hidrolizadas. Y esto nos lleva a una primera pregunta: ¿qué es un pienso hipoalergénico? Suelen tener ingredientes menos habituales en los piensos para perros, como el salmón o el pato, pero… con eso no es suficiente. Si nos fijamos en la composición del primer pienso hipoalergénico que aparece en Google, vemos esta composición:

Harina hidrolizada de salmón (18%), patata, guisantes, patata dulce, aceite de ave, pulpa de manzana, harina de algarroba, semilla de linaza, hidrolizado de salmón (3%), levaduras…

¿Qué pasa si nuestro perro es alérgico a la patata? Pues que este pienso no será hipoalergénico para él, aunque se lo hayamos comprado con la mejor intención, seguramente haciendo un esfuerzo económico, esperando que fuera adecuado al ver esa palabra en el saco. Viendo esa composición, llegamos a la segunda pregunta, ¿y qué son las proteínas hidrolizadas? Básicamente, se trata de dividir la proteína en partes más pequeñas, de forma que el organismo del perro no las reconoce igual que la proteína entera, y no desata la reacción alérgica. El mayor inconveniente del uso de este tipo de piensos, es que normalmente no están recomendados para su uso a largo plazo, por lo que terminaremos teniendo que hacer de todas formas una dieta de descarte.

La dieta de descarte o de eliminación

Ante la sospecha de una intolerancia alimentaria, lo primero que debemos hacer el limitar el número de ingredientes que come el animal para empezar a identificar qué es lo que provoca la reacción. Sea cual sea el tipo de pienso que hemos elegido, es casi imposible conseguir un descarte efectivo con ellos. Si volvemos a la composición utilizada más arriba, vemos en quinto lugar “grasa de ave”: ¿qué ave? Sin identificar correctamente los ingredientes, resultará imposible. Se busca una proteína nueva hasta reducir los síntomas y, a partir de ahí, se van introduciendo los alimentos paulatinamente, con suficiente tiempo de margen para observar la tolerancia y reacciones de nuestro perro ante cada uno de ellos. Una vez alcances la combinación adecuada, podrás ver los resultados en su piel en unas pocas semanas. Dejará de rascarse y lamerse las patas, volverá el pelo a las zonas afectadas y verás cómo mejora todo su estado general, tanto físico como anímico.

¿Tendrá que tomar medicamentos para siempre?

Normalmente, cuando un perro muestra síntomas dérmicos, tarde o temprano acaba saliendo de la consulta del veterinario con tratamientos basados en cortisona. Obviamente, hay que controlar esas reacciones adversas que muestra el perro, pero debemos evitar caer en las terapias farmacológicas crónicas. Ya son muchos los casos que hemos visto mejorar con buena alimentación, hasta el punto de que esas medicinas sólo son necesarias en momentos puntuales del año, para controlar algún brote ambiental.

Aunque no podamos determinar si el pienso es lo que le ha enfermado, podemos afirmar que no será la solución más efectiva y rápida a sus problemas de salud, muchísimo menos ante una intolerancia. Todos, sanos y enfermos, se beneficiarán de una alimentación basada en lo que están diseñados para comer.

Dado el elevado coste que tienen actualmente las pruebas veterinarias de alergia e intolerancia para perros, además de los falsos positivos provocados por realizarlas en momentos de brote, probar la dieta de descarte recibiendo el asesoramiento adecuado puede ser la mejor alternativa para mejorar los síntomas y reducir la cantidad de fármacos necesarios.