En ANUT, nuestro compromiso con el Bienestar y la Protección Animal abarca mucho más que la preocupación por los perros. Sentimos una especial sensibilidad hacia los animales que habitan en nuestras calles y, lamentablemente, millones de gatos siguen malviviendo en ellas. En esta entrada, te contamos el origen de las colonias felinas, la importancia de gestionarlas éticamente y las responsabilidades que los ayuntamientos tienen en relación con los gatos comunitarios. La superpoblación felina complica en ocasiones nuestros paseos con los peludos, pero recuerda que las alimentadoras de colonias felinas (al menos, las formadas y actualizadas) comparten nuestro objetivo: que todos los gatos tengan una familia.

El origen de las colonias felinas

Las colonias felinas se forman cuando un grupo de gatos vive en un área específica y comparte recursos como comida, agua y refugio. Estos gatos, que no tienen un responsable específico, son resultado del abandono, la pérdida de gatos caseros y la gran capacidad reproductiva de la especie. Una sola pareja de gatos puede originar más de 20.000 en sólo 4 años.

Es incorrecto pensar que las colonias se forman porque alguien las alimenta; aunque prohibir su alimentación ha sido una estrategia seguida por ayuntamientos durante años, actualmente es ilegal impedir que los gatos comunitarios dispongan de alimento, agua y atención veterinaria. La mayoría de las colonias llevan ubicadas en el mismo lugar décadas, y su reubicación debe hacerse con asesoramiento profesional.

La importancia de gestionar éticamente las colonias felinas

Gestionar éticamente las colonias felinas es crucial tanto para el bienestar de los gatos como para la convivencia armónica entre los vecinos de una misma comunidad. Todos hemos tenido noticias de conflictos vecinales derivados de la presencia de gatos comunitarios: zonas sucias, ruidos por peleas o épocas de celo, imágenes desagradables como atropellos o crías en la calle…

Una gestión adecuada tiene innumerables beneficios:

  • Control de la población: mediante el método C.E.R. (Captura, Esterilización y Retorno), se evita la reproducción descontrolada, reduciendo gradualmente la población de gatos callejeros. Salvo que queramos controlar una pequeña colonia, caso en el que podemos ir poco a poco, es importante que las esterilizaciones del 100% de los individuos se programen en un período de 6 meses, implementando lo que se conoce como método C.E.R. de alta intensidad.
  • Salud y bienestar: los planes de gestión ética incluyen pautas y buenas prácticas que garanticen a los gatos una alimentación adecuada y la atención veterinaria que necesiten. Además, al estar esterilizados tienden a tener una vida más tranquila, reduciendo el riesgo de enfermedades y peleas entre ellos.
  • Convivencia armoniosa: una colonia bien gestionada tiene un riesgo para la salud nulo: los planes incluyen la desparasitación y vacunación de los animales, así como las medidas de higiene que deben aplicarse en las inmediaciones de las colonias. Disminuyen también las molestias a los vecinos, como los ruidos nocturnos y los malos olores, al reducirse drásticamente los marcajes con orina; todo esto desemboca en mejores relaciones y en abandonar la obsoleta asociación que hacemos entre alimentadoras y la loca de los gatos.

Los gatos comunitarios son responsabilidad de los ayuntamientos

Aunque muchas leyes autonómicas ya lo contemplaban, la entrada en vigor en septiembre de 2023 de la Ley 7/2023 de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales, supone el fin de años de excusas: los ayuntamientos deben gestionar de forma ética las colonias felinas. Algunas de sus responsabilidades incluyen:

  1. Implementación del método C.E.R.: Capturar, esterilizar y devolver los gatos a su colonia original es la estrategia más efectiva y humana para controlar la población felina. Los ayuntamientos deben facilitar y financiar estas acciones. Para ello, diputaciones, comunidades autónomas y el Ministerio de Asuntos Sociales y Agenda 2030 pone a su disposición ayudas y subvenciones.
  2. Registro y monitoreo: para realizar un proyecto C.E.R. eficiente y optimizar los recursos destinados a las esterilizaciones, es fundamental mantener elaborar un censo de colonias felinas y monitorear regularmente su estado de salud y el número de individuos, controlando si han llegado nuevos individuos a los que haya que esterilizar para que no desestabilicen la colonia.
  3. Colaboración con entidades de protección animal: trabajar conjuntamente con asociaciones y protectoras para llevar a cabo campañas de esterilización, vacunación, atención veterinaria y adopción responsable.
  4. Campañas de concienciación: informar y educar a la ciudadanía sobre la importancia de la gestión ética de las colonias felinas, promoviendo la responsabilidad y el respeto hacia los gatos comunitarios.
  5. Provisión de recursos y formación: suministrar los materiales necesarios, un espacio municipal para que los gatos puedan recuperarse de la cirugía, tolvas o los materiales necesarios para adecuar las colonias… Y, por supuesto, garantizar a sus alimentadoras formación actualizada de calidad.
  6. Legislación y normativas: actualizar y hacer cumplir sus ordenanzas con el fin de que protejan a los gatos comunitarios y a sus cuidadoras, y que regulen su gestión ética.
  7. Resolución de conflictos: mediar y solucionar problemas entre vecinos y las colonias felinas, asegurando el bienestar tanto de los animales como de la comunidad.

Conclusión

Las colonias felinas son una realidad en prácticamente todas nuestras ciudades y pueblos, y su gestión ética es esencial para asegurar el bienestar de los gatos y una convivencia pacífica entre vecinos. Los ayuntamientos juegan un papel crucial en este proceso, desde la implementación del método C.E.R. hasta la provisión de recursos y la educación de la ciudadanía. En ANUT, colaboramos con ayuntamientos y asociaciones para promover estas iniciativas, creyendo firmemente en una coexistencia respetuosa y compasiva entre humanos y el resto de animales.