[vc_row][vc_column][vc_column_text]A menudo, cuando llegan solicitudes o aparecen anuncios en internet de personas que buscan ayuda con sus perros podemos leer “se necesita adiestrador canino”. También, en muchas ocasiones oímos que se refieren a nosotros como “el adiestrador” a pesar de que nunca hayamos utilizado esa palabra. Vemos cursos de adiestramiento, nos dicen que tal perro “ha sido adiestrado”… En realidad todo esto viene de hace unas décadas, cuando el término educador canino era inexistente. Pero entonces, ¿adiestrador canino y educador no es lo mismo? Pues no.
¿Quién es el adiestrador canino?
Primero tenemos que definir qué es adiestrar.
Según la R.A.E. adiestrar en su primera acepción es hacer diestro, enseñar, instruir. En su segunda acepción, amaestrar, domar a un animal.
Por lo tanto ya comenzamos con dos significados muy distantes uno de otro que dependerán de nuestra propia concepción del perro, y en gran parte de la vida. Pero si nos fijamos en el origen de la palabra encontramos que proviene del prefijo a– + diestro (del latín dexter) + el sufijo –ar. La palabra Dexter se refiere a diestro, habilidoso, oportuno… Según esto, el concepto de adiestrar se referiría más a “hacer diestro, hacer hábil”.
Desde luego para mí eso es el adiestramiento, ayudar a adquirir una destreza. Es decir, hacer hábil al perro en algo en concreto.
Esto engloba un espacio muy amplio. Adiestrar podría ser por supuesto enseñarle al perro a saltar una valla o girar sobre sí mismo. También enseñarle la señal “espera” y “ok” para cuando tenemos que cruzar un arroyo en montaña y tiene que ir con correa. Pero también podría ser enseñarle a que cuando ve un estímulo amenazante, mire a su guía en lugar de reaccionar. A menudo se pasa de un extremo al otro: todo es adiestramiento o el adiestramiento canino es malo, antinatural y no debe usarse… Si reflexionamos un poco, es antinatural cómo viven la mayoría de nuestros perros. Así que todo depende de cómo y para qué se haga.
Desde mi perspectiva, y lo que enseño en el curso de educador canino profesional, es que el adiestramiento es una herramienta más que debemos conocer y saber implementar en determinadas situaciones. Un complemento que por sí solo es poco eficaz pero como apoyo puede ser valioso. También puede ser una práctica relacionada con la estimulación mental desde un punto de vista lúdico. Y como educador/a canino/a habrá perros que por determinadas circunstancias (entorno en el que viven, edad, raza, capacidades del guía, etc.) valoremos que es parte de la suma hacia su bienestar integral que enseñemos al guía algunos ejercicios para compartir con su perro y estimularlo cognitivamente.
Por lo tanto, el adiestrador canino es aquella persona que tiene los conocimientos y aptitudes necesarias para ayudar a un perro a adquirir habilidad en algo.
Entonces ¿Quién es el educador canino?
En el caso de la palabra educación nos fijamos en la siguiente definición:
Según la wikipedia educación es el proceso de facilitar el aprendizaje o la adquisición de conocimientos, así como habilidades, valores, creencias y hábitos. El proceso educativo se da a través de la investigación, el debate, la narración de cuentos, la discusión, la enseñanza, el ejemplo y la formación en general.
Si intentásemos trasladar esta definición a la educación canina hablaríamos del proceso que facilita la adquisición de conocimientos y habilidades con el objetivo de ayudar al perro a formarse como un individuo autónomo, optimista, feliz y con facilidad de adaptación al entorno en el que tendrá que desarrollar su vida. Por lo tanto, la educadora canina será la persona que tenga los conocimientos y habilidades necesarias para lograr esto.
La educación canina va mucho más allá del adiestramiento canino: etología, anatomía, psicología del aprendizaje, modificación de conducta. Se trata de un todo que engloba muchas disciplinas científicas y conocimientos prácticos.
Entonces ¿Qué relación hay entre adiestrador canino y educador canino?
Pues la adiestradora no tiene que ser necesariamente educadora canina y sin embargo, el educador sí debe conocer y dominar el adiestramiento canino. Es decir, dentro de esa mochila cargada de habilidades, conocimientos y herramientas que tiene la educadora, el adiestramiento es una de esas herramientas. En numerosos casos usaremos ese concepto de “hacer diestro” al perro para ayudarle a mejorar incluso su comunicación o a veces como un simple parche que le ayude a abrir una ventana de conectar contigo, tomar “un respiro” y gestionar emocionalmente lo que le rodea.
Dentro del mundo de la educación canina amable muchas veces el adiestramiento está mal visto. Se considera obediencia y punto. Y probablemente esto viene también de una concepción y uso del adiestramiento como “solución”, concepción desde mi punto de vista errónea. Será un apoyo, que junto a otras estrategias, nos ayudará a lograr un objetivo. Es cierto que a menudo se caía en el error de centrarse en la parte de adiestramiento. Incluso puede crear una falsa sensación de problema solucionado… pero recordemos que en el caso de problemas como la reactividad por miedo por ejemplo, el adiestramiento puede ser un apoyo puntual pero el fin último es ayudar al perro a ser capaz de gestionar por sí mismo el estímulo que detona la reacción. Y en esto, la educación canina, nos facilita muchas otras herramientas para profundizar en la terapia.
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