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Este artículo se basa en la conferencia “The Dog’s Point of View” de Alexandra Horowitz* en Sparcs Initiative en donde entre otros temas se aborda la percepción de la culpabilidad y el castigo en perros. La conferencia completa, la puedes visitar en la página de Sparcs.

La segunda parte de la ponencia trata exclusivamente del olfato. Teniendo en cuenta la importancia de este sentido para nuestros perros, consideramos que merece un artículo propio. Así que nos centraremos en la primera parte donde nos ofrece algunos apuntes sobre la cognición de nuestros perros y la interpretación que hacemos como guías sobre algunos comportamientos.

La cognición es un campo de investigación académica bastante reciente y es el resultado de la convergencia de la etología y la psicología comparativa. Teniendo en cuenta el porcentaje de hogares con perros, parece más que necesario que este tipo de áreas de investigación adquieran cada vez más peso.

Antropomorfización y comunicación

Mientras los perros, han sido una especie excepcional a la hora de leer e interpretar el lenguaje de la especie humana, nosotros no hemos invertido apenas esfuerzo en devolverles ese interés. Por un lado, nos hemos basado en algunos falsos mitos y, como indica la Dra. Horowitz, los hemos antropomorfizado: usamos atribuciones humanas para describir animales no humanos. Creemos que operan con los mismos estándares de entendimiento, que poseen la misma concepción del bien y del mal, o de la culpabilidad y el castigo. En este punto es donde nos han creado más interés las conclusiones de la investigación de Horowitz.

La culpabilidad, el duelo, la tristeza, la envidia, la empatía, son considerados “emociones secundarias”. En un estudio de 2008 (Morris, Doe, Godsell), entre el 70 y 80% de los guías aseguraban que sus perros sentían culpabilidad. Horowitz demuestra a través de un experimento cómo esta percepción sobre ellos no deja de ser otra antropomorfización.

perro emitiendo señales de apaciguamiento

Muchas personas creen que sus compañeros de cuatro patas poseen un autoconocimiento de cuándo se han portado mal. La culpabilidad en este caso la identificamos con lo que se conoce como “la mirada culpable”: orejas gachas, mirada huidiza, cabeza baja, etc. Veremos a través del experimento, cómo damos un significado erróneo a estas expresiones  y, por tanto, el castigo no sirve como la herramienta de aprendizaje que creíamos.

El experimento

Se pedía a varios guías que dejaran a su perro en una habitación con un premio y les advirtieran que no se lo podían comer. El guía salía de la habitación y al poco volvía a entrar. Al supuesto perro desobediente se le regañaba verbalmente y al obediente se le gratificaba. Lo que no sabían los guías es que en ocasiones, la investigadora los engañaba diciéndoles que su perro se había comido el premio cuando no era así (entrando por otra puerta y retirando el premio ella misma), con lo que estos perros recibían una reprimenda habiendo respetado lo que sus guías les habían pedido.

El vídeo del experimento habla por sí solo. Hubieran comido el premio o no, al ser regañados, todos los perros mostraban la “mirada culpable”. Incluso los no culpables, mostraban más signos de culpabilidad que los que, de hecho se habían comido el premio.

Conclusiones

Lo que se interpreta como “mirada culpable” para Horowitz es una más de las “señales de apaciguamiento” que forman parte del lenguaje canino. Ante un estado alterado por nuestra parte al regañarles o castigarles ellos emiten este tipo de señales tratando de evitar conflictos. Este mismo tipo de señales pueden apreciarse en la comunicación entre perros.

El significado que atribuimos al lenguaje y a las expresiones de nuestros perros, en ocasiones son erróneas y son muchas veces fruto de esa antropomorfización que señala Horowitz. El caso de la percepción de culpabilidad en perros nos parece de especial interés porque en base a esta idea, durante mucho tiempo y algunas corrientes de educación canina aún persisten en utilizar el castigo como una herramienta clave en el apendizaje de los perros.

Como partidarios del fortalecimiento del vínculo perro/guía a través del respeto y la empatía, no podemos estar más agradecidos en que este tipo de investigaciones académicas se pongan en valor y vayamos siendo capaces cada vez más en interpretar el lenguaje de nuestros compañeros de cuatro patas.

*Alexandra Horowitz es Doctora en Ciencia Cognitiva y Profesora de Psicología en la Universidad de Columbia.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_cta h2=”¿Quieres ser Educador Canino Profesional?” add_button=”bottom” btn_title=”¡Quiero más información!” btn_color=”warning” btn_align=”center” btn_link=”url:https%3A%2F%2Fwww.anut.es%2Fcurso-educador-canino-profesional%2F%23|target:_blank”]Este año repetimos una nueva edición de nuestro Curso de Educador Canino Profesional. Nos adaptamos a tu situación con una modalidad semipresencial para que sea más fácil combinarlo con tu trabajo actual o estudios. Si quieres formación canina basada en la ciencia y no en metodologías arcaicas y obsoletas, ¡Este es tu curso y ANUT Educación Canina, tu escuela![/vc_cta][/vc_column][/vc_row]