Un año más, esta vez antes de tiempo, llega el calor. Con él, también llega la procesionaria del pino, y el pánico en muchos guías que viven rodeados de estos árboles.
Es importante que sepas qué hacer si, a pesar de tus precauciones, tu perro entra en contacto con una y, casi más importante, lo que no debes hacer. Aunque no nos gusta ser catastrofistas, la reacción tóxica que la procesionaria puede provocarle a tu peludo puede suponer desde la pérdida de un trozo de la lengua, hasta la muerte si llega a ingerirla, por lo que siempre es bueno estar preparado.
¿QUÉ ES LA PROCESIONARIA?
En España hay 4 especies de orugas procesionarias, llamadas así por su forma de desplazarse, que hacen su aparición con la llegada de la primavera. Todas ellas presentan síntomas similares: están cubiertas de unos pelitos urticantes que, al desprenderse, provocan reacciones alérgicas en humanos (picor de nariz y garganta, irritación en oídos…) e irritación (incluso necrosis) en nuestros perros.
Las orugas permanecen en este estado antes de convertirse en polillas. Pasa el otoño y el invierno en las ramas de los pinos, especialmente en las copas. Al final del invierno, entre febrero y marzo, bajan en grupo formando las procesiones; lo hacen de forma que se protegen la cabeza. Como dato curioso, siempre es una hembra la que dirige la procesión.
En los meses de abril y mayo es cuando es más frecuente verlas por el suelo: bajan a enterrarse para estar protegidas y poder pasar a la fase de pupa (aún oruga); alrededor de un mes después, dependiendo de la temperatura, pasan a estado de crisálida. Pueden permanecer en este estado hasta 4 años (diapausia). Una vez eclosionan, surgen las mariposas, que sólo viven entre 1 y 2 días, que es cuando se aparean.
Lo hacen en verano; cada puesta puede tener entre 100 y 300 huevos y están recubiertos de unas bolsas de seda. Es fácil verlas en las partes más soleadas del árbol. Las larvas nacerán alrededor de septiembre y permanecerán en ese estado los 6 u 8 meses fríos.
Suelen vivir en el mismo árbol; lo abandonan en procesión al árbol si agotan el alimento del actual (acículas).
DIFERENCIAS CON LA ORUGA DE LOS PRADOS
El ciclo biológico de la oruga de los prados también se está viendo alterado por el adelanto del calor; también es más frecuente verlas cada vez más al norte. A pesar de su parecido, ésta es totalmente inofensiva tanto para nosotros como para nuestros animales.
Podríamos ponernos técnicos diciendo que la procesionaria es Thaumetopoea pityocampa, mientras que la oruga de los prados es Ocnogyna baetica, pero vamos a ir a información más práctica.
La oruga de los prados tiene unas bandas blanquecinas en los laterales; la procesionaria, de color más pardo, también tiene una parte blanquecina, pero es la que contacta con el suelo. La oruga de los prados parece “más peluda” mientras que los pelitos de la procesionaria están dispuestos en “mechones”, menos repartidos a lo largo del cuerpo.
APARICIÓN DE LA PROCESIONARIA DEL SUELO
Aunque la del pino es la más conocida por todos los que convivimos con un perro, hay más especies Thaumetopoeas en la península que deben mantenernos alerta. La procesionaria del suelo, a pesar de que cuenta con los mismos pelos urticantes, no suele ser tan peligrosa como la del pino. Es la única especie de procesionaria que no se alimenta de árboles, sino de plantas herbáceas, por lo que es más fácil encontrarlas en campo abierto y dehesas.
INTENTA EVITAR…
Lamentablemente, cada vez nos resulta más complicado estimar su llegada ante las variaciones de temperatura que estamos sufriendo de un verano a otro, por lo que debemos observar las zonas que puedan estar afectadas. Además, esas alteraciones térmicas también provocan cambios en el comportamiento de las orugas, que se muestran más aventureras y activas.
Lo más sensato es reducir los paseos por las zonas más afectadas; evita bosques de coníferas y busca praderas o rutas alternativas. Ten en cuenta que es más fácil verlas al atardecer. Los perros son curiosos… mejor dejar los pinares para los paseos invernales.
SÍNTOMAS DE CONTACTO
En nuestros peludos, la hipersalivación es el síntoma más evidente. Podemos ver inquietud, rascado excesivo, aumento del tamaño y cambio de color de la lengua… Las zonas más afectadas suelen ser los belfos, la trufa y la lengua, provocando mayoritariamente:
- Irritación
- Ulceración
- Necrosis (muerte del tejido).
- Inflamación
- Dificultad para respirar
- Shock anafiláctico
También pueden producir lesiones oculares o en las almohadillas.
La procesionaria también es urticante en humanos, especialmente en niños.
QUÉ HACER SI TU PERRO HA ENTRADO EN CONTACTO
- Aparta al perro inmediatamente a un área segura.
- Con cuidado, comprueba si quedan restos de oruga, pelitos o algún cuerpo extraño, e intenta retirarlos.
- Revisa la boca del perro: que la lengua, labios y trufa estén de tamaño y color normales. Si ves la lengua inflamada o azulada, debes actuar con rapidez.
- Contacta con tu veterinario indicando que es una urgencia. Podrá darte pautas más específicas en función de la parte dañada y estar preparado para vuestra llegada.
- Si estás demasiado lejos de tu clínica habitual, busca el veterinario más cercano; si la exposición ha sido importante necesitará antihistamínicos, corticoides u otros fármacos cuanto antes.
- Lo ideal es que lleves contigo un minibotiquín en el que llevar unos guantes, pinzas y jeringuilla.
- NO FROTES ni toquetees la zona: a mayor fricción, más irritación.
- Pasa agua (cuanto menos fría, mejor: el calor desactiva la toxina) dejando un chorro caer de una botella, evitando clavar más ni partir los filamentos. Si en el botiquín tienes jeringuilla, hazlo con ella aplicando presión). Hazlo de forma que el agua que caiga no sea ingerida por el perro.
En tu próxima consulta, pídele asesoramiento a tu vete sobre cómo actuar si tu perro entra en contacto con la oruga. ¡Él o ella te asesorarán mejor que nadie!