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Hablamos de que una señal está “envenenada” cuando la asociación mental del perro con esta señal es ambigua: a veces asociada a un refuerzo positivo o a veces asociada con una corrección o castigo. Cuando la señal posee una asociación ambigua, el perro la percibe de forma confusa puesto que no sabe qué esperar tras ella. Por lo tanto la señal envenenada en perros puede afectar de forma importante sobre su educación y comportamiento en el día a día.

Karen Pryor fue la primera en hablarnos de este concepto de señal “envenenada” en el entrenamiento con clicker, aunque este concepto lo extrapolaremos a muchas otras señales cotidianas que utilizamos con nuestros perros.

Una pincelada sobre el entrenamiento con clicker

No pretendemos profundizar en el método de entrenamiento con clicker, puesto entrenamiento de perro con clickerque es más complejo que unas pocas líneas que abarca este artículo. Sin embargo, unas nociones básicas nos ayudarán a entender el concepto de señal “envenenada” de Pryor. A grandes rasgos, en clicker, el perro siempre tiene una “puerta abierta” al refuerzo. Cuando el comportamiento ocurre tiene un refuerzo positivo, y en caso de no ocurrir, no lo tiene simplemente.

En el entrenamiento con clicker condicionamos un estímulo discriminativo que presentará al perro la oportunidad de obtener un refuerzo positivo. Sin embargo, el perro es libre de ofrecer la conducta y si no lo hace no pasa nada, simplemente no obtiene el refuerzo. Cuando el perro entiende el significado de la señal o estímulo discriminativo, ésta se convierte en un reforzador positivo condicionado en sí mismo. Por lo tanto se concluye que una señal puede ser reforzante en sí misma para un comportamiento dado o para la creación de nuevos comportamientos a partir de este.

Envenenando señales en el entrenamiento canino

Es en este punto donde Karen Pryor alerta de mezclar estímulos discriminativos positivos y negativos, teniendo como consecuencia una señal “envenenada”. Si nosotros combinamos el refuerzo positivo de una señal dada cuando el perro nos ofrece el comportamiento que le hemos pedido, con una corrección o castigo cuando el comportamiento no ha sido dado, la señal se convierte en un estímulo ambiguo para el perro, puesto que no sabe a qué atenerse cuando se verbaliza esa señal por parte del guía. La señal ya es un reforzador negativo o un castigo positivo (el comportamiento del perro hace que ocurra algo que no le gusta: reprimenda o castigo). La respuesta emocional del perro entonces será de evitación concentrándose en que no pase nada malo en lugar de trabajar para conseguir algo bueno o atractivo.

Respuesta a señal envenenada en perroDe este modo, aunque la señal fuera enseñada de forma positiva, en el momento que añadimos una corrección aversiva a un comportamiento incorrecto, la señal pierde inmediatamente su asociación positiva y su valor como refuerzo en la mente del perro. En el mejor de los casos será ambigua, pero ya no desencadena automáticamente emociones positivas. Error habitual entre educadores y guías, que enseñan la señal y el comportamiento de forma positiva, pero emplean correcciones para “asentarlo”. Es decir, que una vez que tenemos la certeza de que el perro sabe el comportamiento que se le está pidiendo, nos sentimos justificados de usar el castigo o la corrección en el caso de que el perro no haga lo que pedimos. Es la forma más rápida de “envenenar” una señal.

 

Algunos ejemplos de señales envenenadas

La llamada

Este mismo principio lo podemos extrapolar a cualquier señal aprendida por tu perro y usada en el día a día, siendo una de las señales “envenenadas” con más frecuencia el “ven“. Pasa inadvertida porque en muchas ocasiones se hace de forma involuntaria (el guía no tiene intención de corregir o castigar), pero a menudo el “ven” va seguido de consecuencias que el perro considera indeseables: irse del parque donde estaba jugando, entrar al baño para darle una ducha, entrar en casa para quedarse solo, etc. Por tanto, no es tan raro que encontremos a tantos guías que dicen que su perro no acude al “ven” siempre que se lo pide.

Al ser la señal básica de llamada que empleamos diariamente con nuestros perros nos parece especialmente importante cuidarla, puesto que más allá de emplearla para volver a casa, es la señal que hará que nuestro perro acuda a nosotros en caso de duda ante una situación de riesgo o peligro para ellos. De hecho, en nuestras sesiones de entrenamiento pedimos al los guías que elijan una palabra diferente que no suelan usar en su día a día para trabajar la llamada; somos conscientes que muchas veces el “ven” sale de forma automática y es muy difícil controlar su uso.

El nombre del perro

Otra clásica señal envenenada que pasa inadvertida es el propio nombre del perro. Es frecuente usar el nombre para reclamar su atención, sin embargo también suele usarse para regañarle por una conducta que se considera inapropiada. Así hemos llegado a encontrarnos casos en los que la mera pronunciación del nombre generaba desconfianza e incomodidad en el perro.

Otras señales

Luego encontraremos señales envenenadas más sutiles o difíciles de identificar. Es eRespuesta a señal envenenada en perrol caso del “perro testarudo”* que nos explica Rebecca Lynch en la misma web de artículos sobre entrenamiento con clicker. Había pedido a la guía que entrenara, ente otras cosas, el target de mano con su perra a lo largo de la semana y al acudir a la sesión, la perra al escuchar la señal se ponía a olfatear el suelo. Esto fue percibido por la guía como una señal de desafío cuando durante varios entrenamientos había hecho el ejercicio correctamente.

En cambio, la educadora observó que lo que estaba haciendo la perra era emitir señales de calma. Algo pasaba puesto que la actitud de la perra al empezar los entrenamientos era de concentración en la guía e incluso ansiosa por trabajar. Al observar el trabajo de guía y perra, la educadora se dio cuenta que tras la ejecución correcta del target de mano, la guía acariciaba la zona frontal de la cabeza de su perra, cerca de los ojos y esa era la clave: no a todos los perros les gusta que le toquen la cabeza y especialmente según qué zonas. Este era un caso de señal “envenenada”. Involuntariamente la guía estaba asociando la señal a algo desagradable, así la perra no dudaba en hacer cualquier ejercicio que le pidiera hasta que escuchaba la señal “mano” y comenzaba a olisquear el suelo y evitar el ejercicio.

Consejos finales

Por ello, como educadores, en nuestra práctica cotidiana, debemos preguntar a los guías si sus perros han recibido algún tipo de adiestramiento y cómo ha sido este. Pero sobretodo, debemos observar a los perros, a los guías y como interactúan para identificar señales “envenenadas” de las que estos últimos no son conscientes. Cuando un cliente nos responde que sí ha entrenado determinadas conductas siempre pedimos que nos haga una muestra, en el proceso el perro nos dirá no solo si el aprendizaje ha sido correcto y lo hace con gusto si no que además veremos si la señal ha sido “envenenada”; en cuyo caso debemos realizar un trabajo de recondicionamiento o simplemente cambiar la señal del comportamiento, siempre dependiendo del caso.

*Lynch, Rebecca. “The poisoned cues: the case of the stubborn dog”. Disponible en pinchando aquí.

Fuentes:

Lynch, Rebecca. “The poisoned cues: the case of the stubborn dog”

Pryor, Karen. “The Poisoned Cue: Positive and Negative Discriminative Stimuli”

Respuesta de perro ante señal envenenada

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