En esta ocasión nos basamos en el artículo “The influence of owner’s attachment style and personality on their dogs (Canis familiaris) separation-related disorder” (Konok, V. et al., 2015) que trata el tema de la ansiedad por separación en perros.
Distintas investigaciones han demostrado cómo la personalidad y actitud de los guías hacia sus perros contribuyen a diversos problemas de comportamiento. En este estudio tratan de dilucidar cómo influyen algunos rasgos de personalidad y el tipo de apego en la ansiedad por separación.
Para un cachorro, el guía se convierte en una figura de apego primaria a muy temprana edad. Buscan la proximidad a él o ella y muestran respuestas de estrés durante la ausencia. La presencia del guía sirve como “base de seguridad” durante la fase exploratoria o como “refugio seguro” ante situaciones de amenaza.
Del mismo modo, los humanos tienen una disposición para establecer relaciones de apego con los perros. Incluso, en ocasiones, los consideran también “refugio seguro” -para aliviar estrés-, más que cualquier otro miembro de la familia o amigos.
Ansiedad por separación y desórdenes relacionados
El estrés por separación es adaptativo, tanto en animales como humanos. Sin embargo, a través del desarrollo y la madurez, la tolerancia a la separación aumenta progresivamente. Partiendo de esto, la ansiedad por separación en perros se diagnostica cuando excede en intensidad a cualquier respuesta normativa y comienza a producir otros desórdenes asociados.
Entre los síntomas típicos y observables en la ansiedad por separación, con frecuencia encontramos comportamientos destructivos en ausencia del guía, excesiva vocalización -a menudo sufrida por los vecinos- o eliminaciones inapropiadas. Sin embargo, hay otros síntomas no tan fácilmente reconocibles: hipersalivación o hiperventilación, actividad motora repetitiva (deambular, hacer círculos), excesivo acicalamiento o incluso automutilación. Signos de depresión como inactividad, inapetencia, síntomas gastrointestinales (vómitos, diarrea) o comportamientos de escape con el peligro añadido de lesiones.
Todo ello dependerá de cada individuo y de su umbral de activación del “sistema de apego” presentándose en distintos grados, formas y consecuencias.
La etiología de la ansiedad por separación en perros
Existen pocos datos sobre la etiología del desorden ya que no hay tantos estudios focalizados exclusivamente en este asunto. Comúnmente se mencionan como posibles causas potenciales el “hiperapego” al guía, experiencias negativas como es la separación temprana de la madre o eventos traumáticos estando solos.
En un estudio de 2011 de los mismos autores cuestionan el “hiperapego” como único posible detonante relacionado con el guía en el desarrollo del trastorno. Algunos perros con ansiedad por separación, sujetos a este estudio, no se calmaban fácilmente con la presencia del guía tras la separación ni tampoco utilizaban objetos de sustitución del mismo como elementos de seguridad o auto-consuelo. E incluso algunos tampoco mostraban signos de afecto hacia el guía al retornar, buscando por ejemplo la proximidad, contacto visual o exhibiendo rápidos movimientos de cola.
La conclusión fue que estos perros no consideraban a sus guías como “base de seguridad”. Y así como muchos expertos en problemas de comportamiento canino aseguran que la actitud del guía contribuye a una variedad de problemas, el grado de respuesta y sensibilidad hacia las necesidades del perro por parte del guía, influencia en la ansiedad por separación.
Método, objeto de estudio y conclusiones
Se llevaron a cabo dos estudios. Uno en Hungría entre 2011 y 2012, y otro en Alemania entre 2012 y 2013. Se elaboraron a partir de varios cuestionarios y los únicos criterios exigidos eran que el perro tuviera más de un año y que llevara más de seis meses con el guía. Fue una selección más random que clínica.
El fin era descifrar la correlación entre el tipo de apego de los guías y rasgos de la personalidad en la manifestación de ansiedad por separación en el perro.
De acuerdo a la hipótesis inicial, observaron que los guías que se reconocían a sí mismos como personas con un apego inseguro o evasivo tenían más probabilidad de que sus perros desarrollaran ansiedad por separación. Suponen que el estilo de apego determina su actitud de cuidados y receptividad hacia el perro: muestran respuestas menos consistentes hacia sus necesidades. Estos guías suelen evitar el contacto, la cercanía o el afecto. Así, perros cuyas necesidades son ignoradas (como por ejemplo la necesidad de contacto) aprenden que no pueden estar seguros de la disponibilidad del guía.
Además, este tipo de guía rehúsa el apego que muestra el perro especialmente en situaciones de estrés. Por ello, estos guías no sirven ni de “base de seguridad” ni de “refugio seguro”. Esto definitivamente puede contribuir en la ansiedad por separación.
Sin embargo, contrariamente a la hipótesis inicial, no pudieron demostrar que ante guías con rasgos de personalidad más inestables y/o “neuróticos” su perro tuviera más probabilidades de sufrir ansiedad por separación. Pero en caso de que ese rasgo de personalidad correspondiera al perro, el porcentaje aumentaba.
Es decir, los perros más “neuróticos” son más proclives al estrés y otras emociones negativas, por lo que tienen más posibilidades de padecer ansiedad por separación. Retornan de nuevo a problemas de apego como variable, apoyándose en literatura humana: las relaciones de apego influencian directamente en la capacidad de gestión del estrés y en la maduración de los propios sistemas de control de la mente.
Nuestras conclusiones
Los resultados de los estudios realizados nos acercan más a la idea de como influye la personalidad y actitud de los guías en sus perros en general. En este artículo veíamos la influencia de nuestra personalidad y estado emocional en el perro.
Una actitud determinada puede no solo acrecentar problemas de comportamiento si no que incluso puede crearlos.
Así mismo, ponemos más argumentos sobre la mesa entorno a las teorías que dicen que se debe mantener la distancia con el perro, no prestarle mucha atención o no responder a su búsqueda de cariño y seguridad.
En Anut Educación Canina estamos seguros de la necesidad de generar un vínculo fuerte y sano para que nuestros compañeros sean emocionalmente estables y nuestra convivencia sea óptima. Debemos ser un referente de seguridad para nuestros compañeros, una guía que les ayude en momentos que les cueste gestionar.
Sin embargo, no debemos olvidarnos de enseñarles a gestionar la frustración para fortalecer su equilibrio emocional. Si bien este trabajo se facilita actuando en la fase de socialización, con perros adultos podemos realizar numerosos ejercicios y métodos que les ayuden en este sentido.
¿Qué observar?
Ante síntomas de ansiedad por separación (ladridos excesivos cuando está solo, destructividad, heces y orines cuando está a solas, etc.), lo primero que debemos hacer es asegurarnos de que se trata realmente de ansiedad por separación. A veces este tipo de conductas van asociadas a problemas de gestión de frustración, miedos o simplemente aburrimiento. Sea cual sea el problema podremos ayudarte.
Si finalmente se trata de ansiedad por separación, crearemos un plan de trabajo específico para tu perro y para ti, de forma progresiva y acompañados de ejercicios que aumentarán tanto su gestión de la frustración como la seguridad en sí mismo. Y por supuesto, te acompañaremos en todo el proceso.
Sabemos lo frustrante que se vuelve la convivencia con este problema y queremos ayudarte. Con paciencia, trabajo y empatía, tu perro y tu podéis superar cualquier obstáculo.
¿Crees que tu perro puede sufrir ansiedad por separación? Lo primero siempre es estar seguros del diagnóstico. Es frecuente encontrar perros que han sido etiquetados con ese problema, cuando en realidad son conductas derivadas de estrés u otras necesidades insatisfechas. Te ayudamos a descubrirlo y, en caso de que sea vuestra situación, empezar a trabajar en ella.